Al principio Eric no pudo entender a qué se refería, pero pronto una gran cantidad de feromonas alfa entró por su nariz. Sin poder evitarlo, sus piernas perdieron la fuerza y tuvo que sostenerse de lo primero que estuviera cerca para no caer, pero desafortunadamente terminó siendo Keaton quien lo sostuvo.
Eric ahogó un grito y empujó a Keaton para que lo soltara, pero el agarre de Keaton era fuerte y él estaba cada vez más débil debido a las feromonas alfa.
Una risa llena de cinismo salió de la boca de Keaton.
―Tan solo mírate, ¿aún así negarás que eres omega? ¿Por qué lo ocultabas? Al creer que eras beta no te ponía mucha atención, pero ahora que lo pienso, eres pequeño, delicado y con una cara bonita.
―Por favor, suélteme…
―¿Por qué? ¿Acaso no te gusta que un alfa te de atención?
Keaton lo sostuvo entre sus brazos y Eric se sintió asqueado y con miedo. Podía sentir la nariz de Keaton olisquear la piel de su cuello.
―Sin embargo, por más feromonas que vierta sobre ti, tus feromonas siguen siendo débiles… ―las manos de Keaton estaban empezando a tocar lentamente partes del cuerpo de Eric que solamente Chris había tocado.
Chris… Si estuviera Chris en su lugar, probablemente Keaton estaría en el suelo con la nariz rota.
¿Por qué no puedo ser como tú, Chris?
―Suéltame… no me gusta esto… Por favor… Keaton…
Eric comenzó a llorar y Keaton suspiró con frustración.
―¿Cual es tu puto problema, Eric? Solamente déjate llevar. No hagas las cosas difíciles, si cooperas puedo ayudarte para que puedas tener más trabajos grandes como este. No tengo intención de violarte.
―No quiero…
Hubo un pequeño silencio, pero Eric pudo notar que Keaton se estaba comenzando a enojar. Su agarre era más brusco y sus manos comenzaban a meterse dentro de su ropa.
―Oh, ya entiendo. Es Mark Kennedy a quien deseas, ¿verdad? Todo esa puta interacción amistosa con él era solo coqueteo, ¿verdad? Buscando la manera de llevarlo a la cama… Vaya, ¿quién pensaría que tienes estándares altos? Eres una puta de categoría.
―¡Eso no es cierto! ¡Mark no es como tú! ¡Y yo no soy una puta! ¡Suéltame!
―Uff… Realmente no quiero tomarte a la fuerza, pero, si vierto una gran cantidad de feromonas sobre ti hasta hacer que entres en celo y me pidas que te folle, no contaría como violación, ¿verdad?
El llanto de Eric se volvió más fuerte y comenzó a luchar con todas sus fuerzas para liberarse de Keaton, pero mientras más luchaba, más feromonas alfa eran vertidas sobre él.
Poco a poco fue perdiendo el control de su cuerpo. Las caricias lascivas de Keaton que tanto asco le causaba, poco a poco se comenzaban a sentir bien.
Pero todo era físico.
Su cuerpo comenzaba a sentirse bien, pero su mente estaba lejos de sentirse bien.
No quiero esto. Odio esto… Ayúdenme…
Sentía que caía en un gran abismo oscuro, pero de pronto apareció una luz.
La puerta del almacén se abrió de golpe y un hombre entró. Tomó a Keaton y lo lanzó con fuerza hacia el pasillo.
―¡Pequeño pedazo de mierda! ¡Cómo te atreves a ponerle una mano encima! ¿¡Acaso eres un puto animal!? ―El hombre, que pronto Eric comenzó a reconocer, tomó a Keaton del cuello de su camisa, amenazándolo con su puño.
―¿Mark?
Solo al escuchar la voz de Eric, Mark se detuvo. Soltó a Keaton no sin antes amenazarlo:
―Ni creas que te vas a librar de esto.
Keaton se rió, suspirando por el dolor que le causó ser lanzado por Mark.
―Oh, lo siento… ¿Era tu omega? No te preocupes, solo quería jugar un rato con él… Es todo tuyo.
Mark sintió rabia por el cinismo de Keaton y esta vez realmente tenía la intención de golpearlo, pero una tercera persona evitó que Mark se ensuciara las manos.
―¿Qué está pasando aquí? ―dijo el manager de la sala de control alternando la mirada entre Keaton, Mark y Eric mientras se tapaba la nariz.
―Este hijo de puta… ―dijo Mark mirando a Keaton― Estaba intentando abusar de Eric.
―Solamente estábamos divirtiéndonos, ¿verdad, Eric?
―¡Cállate! ―exclamó Mark.
El manager miró a Eric, quien estaba en el suelo del almacén con la cara llena de lágrimas.
Eric sintió miedo. ¿Y si el mánager prefiere creer a Keaton? Muy fácilmente podía creer que Mark malinterpretó las cosas y solo interfirió pensando lo contrario. El manager también era un alfa… ¿y si aun sabiendo que Keaton quiso abusar de él, decide apoyarlo?
Pero de pronto el manager sacó su teléfono celular e hizo una llamada.
―Tenemos una emergencia en el almacén, es urgente ―colgó la llamada y miró a Keaton con una mirada fría―. Eres la peor de las escorias, Keaton.
Eric comenzó a llorar de nuevo, pero esta vez fue un llanto de alivio.
―Lo siento, Eric. Debí venir pronto cuando me di cuenta que dije la línea eléctrica incorrecta. Dios santo, ¿No se supone que esto era trabajo de Kevin? Ah… Ese chico me va a escuchar ―el manager suspiró frustrado rascándose la cabeza―. No pensé que Keaton fuera capaz de esto… Sobre todo cuando eres un beta.
―¿Acaso tienes obstruida la nariz? ―Keaton se burló, tratando de ponerse de pie, ignorando que Mark lo fulminaba con la mirada debido a su indiscreción―. ¿No puedes sentir las feromonas omega?
Entonces el manager quitó la mano que cubría su nariz. Al principio era difícil debido a las feromonas alfa de Keaton, pero pronto sintió una leve esencia omega.
―Eric… ¿Eres omega? ―preguntó el manager sorprendido. Eric sintió miedo― Dios santo, no puedo ni imaginar el miedo que tenías como para ocultarlo… Y aun así, pasa esto… No te preocupes, entiendo el porqué lo hiciste.
La gente en el estudio pronto se reunió en la entrada del almacén justo después de que los de seguridad se llevaran a Keaton. Todos estaban sorprendidos al saber que el secretario Keaton se atrevió a intentar abusar de Eric, pero sobre todo, todos estaban sorprendidos al saber que Eric era omega. Aun así, nadie se atrevió a juzgar, sobre todo por el hecho de que era más importante el repugnante acto de Keaton.
Las feromonas de Keaton ya se habían dispersado por completo, pero Eric seguía sin sentirse mejor.
―Deberíamos llevarte al hospital, Eric. Tu temperatura corporal está comenzando a aumentar ―sugirió una chica omega después de quitar su mano de la frente de Eric.
Eric negó con la cabeza.
―Solo necesito ir a casa, tomar mis medicamentos y descansar.
Eric intentó levantarse con la ayuda de la chica y otro omega.
―No podemos dejar que vayas solo a tu casa, al menos déjanos que alguien de nosotros te lleve ―la chica omega miró a las personas presentes―. ¿Alguien tiene auto?
Todos negaron con la cabeza. Era común que los trabajadores de la ciudad prefieran tomar el metro en lugar de manejar, así que no era sorpresa que nadie tuviera. Sin embargo, después de debatir consigo mismo, Mark se ofreció:
―Traje mi auto hoy…
Mark sabía que no sería bien visto ofrecerse a llevarlo, pero viendo a Eric empeorando cada vez más, se sintió mal. Sobre todo después de haber escuchado las palabras de Keaton antes de que entrara al almacén y lo detuviera.
Sentía que Keaton, más allá de simplemente querer abusar de Eric, solamente lo estaba usando para descargar todo el enojo que había acumulado. No podía desquitarse con Mark, así que en cierta manera, Eric fue quien terminó sufriendo las consecuencias.
―Pero usted es un alfa… ¡Uno dominante! ―señaló la chica omega.
Las demás personas parecían estar de acuerdo con ella.
―Tienes razón, lo siento.
―Está bien, confío en él ―intervino Eric―. Yo no soy un omega normal ni mucho menos uno dominante… Aunque mis feromonas están aumentando, para Mark, quien es un alfa de alto rango, solamente le harán cosquillas en la nariz.
Todos dudaron, pero no es que hubieran muchas opciones.
―Bueno… Si Eric confía en él, entonces está bien. ―dijo otra chica―. Además, estamos hablando del señor Kennedy, no es cualquier alfa dominante.
Mark suspiró aliviado.
―Realmente les prometo que llevaré a Eric sano y salvo a su casa.
Eric trató de disimular su sonrisa lo más que podía. Era como si las casualidades de la vida estuvieran a su favor. Aunque estaba bastante avergonzado de que Mark lo sostuviera para ayudarlo a caminar, no se atrevió a quejarse. ¿Es acaso esto un cuento de hadas hecho realidad?
Se despidió de todos sus compañeros de trabajo, y estos agradecieron a Mark por su gesto amable.
Aunque estaba feliz de ser salvado por Mark y sobre todo ser llevado por él hasta su casa, realmente se sentía mal. Era como la primera vez que le vino el celo. Estaba mareado, su cuerpo perdía fuerza y sobre todo, dolía. Ya había tomado su medicamento pero estaba tardando en hacer efecto. Cuando Mark lo ayudó a entrar al auto, ni siquiera tuvo la fuerza para ponerse el cinturón de seguridad.
―¿Estás seguro que no quieres que te lleve al hospital? ―preguntó Mark mientras lo ayudaba con el cinturón de seguridad.
―Estaré bien, solo quiero ir a casa y descansar.
Mark no estaba muy convencido, pero no pudo refutar.
El trayecto hacia la casa de Eric estaba sucediendo en silencio. La expresión de Mark era complicada, Eric entendió el por qué. Este hombre se preocupa demasiado, es increíble. Comúnmente los alfas no tienen un buen sentido de empatía.
―Tienes un auto muy elegante ―murmuró Eric al no poder más con el silencio.
Mark lo miró de reojo brevemente y rió un poco al darse cuenta de la intención de Eric.
―Usualmente trato de llevar una vida austera y es por eso que no uso mucho mi auto… y también porque compré este auto más como capricho que para usarlo.
―¿Te gustan los autos? ―preguntó Eric con curiosidad. Se sintió aliviado al ver que la expresión de Mark se suavizó.
―Desde pequeño. Solía coleccionar autos de juguetes prometiéndome a mí mismo que algún día tendría una colección real.
―¿Y qué pasó con eso?
―Mis prioridades cambiaron ―confesó Mark un poco entristecido―. Sin embargo, espero algún día tener el auto que sale en mi libro favorito.
―Oh, ¿cuál es ese?
―Un Plymouth Fury del 58, del libro Christine, de Stephen King.
Eric no pudo responder de inmediato. Conocía al autor, pero no podía recordar otro título que no sea It, Misery o Carrie. Eric se sintió estúpído por no conocer ese libro, pero era aún más estúpido querer conocerlo solo para tener cosas en común con Mark.
―Espero que algún día lo tengas ―dijo tratando de ocultar el descontento consigo mismo.
Mark asintió agradecido y sonrió. El silencio amenazaba por regresar pero al notar a Eric algo incomodo, Mark preguntó:
―¿Cómo te sientes?
―Mejor. El medicamento al fin está comenzando a hacer efecto.
Mark negó con la cabeza.
―No me refiero a eso… sino más bien… a lo que pasó.
Eric dudó y su cuerpo se puso rígido al recordar. La expresión preocupada de Mark regresó y tratando de reconfortarlo le dijo:
―No tienes que preocuparte más por él, me aseguraré de que pague por lo que te hizo.
Eric se mantuvo en silencio, de pronto los recuerdos de ese horrible momento regresaron a su mente como una ráfaga de imágenes.
―Gracias ―dijo con sinceridad. Si no fuera por Mark, sus recuerdos hubieran sido peores.
De nuevo Mark negó con la cabeza.
―Solo hice lo que debía de hacer.
―No… en serio, gracias. Eres una persona bastante buena, estoy en deuda contigo.
Eric ya no pudo contener las lágrimas.
―Estoy realmente en deuda contigo ―insistió.
―No me debes nada ―dijo Mark mientras estacionaba su auto en el edificio donde vivía Eric.
Eric se mostró abatido y Mark suspiró derrotado al mirar esa expresión.
―Toma ―dijo Mark sacando una tarjeta de presentación para ofrecérsela a Eric―. Realmente no me debes nada, lo hice con la más pura intención de ayudar. Pero, si alguna vez necesitas un amigo, no rechazaré una invitación para tomar un café.
Eric tomó la tarjeta y la miró. Sus lágrimas cesaron al ver impreso el número telefónico de Mark.
―No quisiera molestarte…
―No lo harás, siempre tendré tiempo para los amigos ―Mark sonrió al ver más tranquilo a Eric―. ¿Estarás bien? ¿No quieres que te acompañe hasta tu departamento?
Eric negó con la cabeza un poco avergonzado.
―Ya has hecho mucho por mí hoy. De nuevo, gracias.
―Ya te dije que no tienes que agradecer ―afirmó Mark mientras veía salir a Eric del auto―. Espero que no tires mi tarjeta ―bromeó.
Eric rió mientras entraba al edificio.
Atesoraré esta tarjeta como a mi vida.
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