Sé que no debería estar contento, este es un momento tenso, lo sé por la forma en que Zachary rasca la tapa del libro mientras examina cada uno de los videos y las notas que se van publicando en la net.
Aún así no puedo esconder mi emoción, me estoy haciendo viral por haber recibido un manoseo del CEO Zachary Wayne ¿Entiendes?
Todos esos demonios que se burlaban de mí por no conseguir presas, esos "casi" acostones que me humillaron por no ser atractivo ¡Mi estúpido ex que me confesó salir conmigo por lástima! Todos ellos están viendo como ese famélico Dennis provocó tanto a este espécimen sexy de hombre como para perder los estribos y tomarme ahí.
¡Pff y si me hubieran visto con la ropa abajo y su cara entre las piernas!
—¿Por qué te estás riendo como un maniaco? —me pregunta el espécimen con ojos como dagas.
—¿Nervios?
Las comisuras de sus labios se mueven como si quisieran reír y él no las dejara. Dan dos toques a la puerta:
—Jefe, ella ya se está encargado de esa parte —dice Iham sin entrar, desde su posición parece cansado con ojeras profundas pero con el temple de un hielo—. Continúo con los arreglos.
Mi jefe asiente sin mirarlo, lo despacha con la mano.
—Odio el control de daños. No era así como quería hacer las cosas. Siéntate, Dennis, es momento de que hablemos.
Me limpio la garganta, él quita los ojos de la holopantalla y yo señalo en dirección al espacio vacío que tiene frente a su escritorio. Frunce el ceño ¿De verdad me estás diciendo que no recordabas que no tienes ningún asiento en tu oficina más que tu propia silla?
Zachary se pone en pie, rodea el escritorio.
—Bien, siéntate ahí.
—Es la silla del jefe —digo con la voz tensa.
—Es solo una silla, apúrate.
Tomo asiento, ahh ~ la silla del jefe, el cuero rechina con cada movimiento, todo se ve tan pequeño desde aquí. Zachary se sienta en la orilla del escritorio cruza una pierna sobre la otra.
—Llevo semanas buscando a quién llevar a esa orgía de negocios. Mi intención nunca fue obligarte a ser mi acompañante, pero dadas las circunstancias actuales, tienes que ser tú. No puede ser nadie más.
Me hago pequeño en la silla, el corazón se me ha saltado dos latidos. No es normal que alguien me necesite. Incluso la palabra parece no formar parte de mi vocabulario.
Un poco triste que solo se deba al incidente con los medios. Yo no era la elección de Zachary.
—Sabía que los grandes empresarios hacían fiestas extremas, ¿pero una orgía? es solo... wow, un mundo muy diferente al mío. ¿Por qué necesitas una pareja para ese evento? ¿Y qué tendré que hacer de aceptar?
—Necesito que comprendas lo importante que es para mí esto y que aceptes con las cartas puestas sobre la mesa. Esto no lo sabe Iham, nadie en la oficina. ¿Comprendes?
Zachary toma su pluma, empieza a darle vueltas. Recuerdo haberle visto hacer eso con el cuchillo durante la cena de ayer.
—¿Por qué me lo vas a contar a mí precisamente?
Él se queda en silencio con los ojos fijos en la pluma, es un fino objeto de marca, lo noto por las incrustaciones de cristales que destellan con las vueltas. Es la pluma con la que firma los documentos digitales, una especie de sello real para las novelas de Avenor.
Sonríe, da pequeñas negaciones para sí mismo y regresa sus ojos a mí.
—Quiero confiar en ti.
El estómago me da un vuelco, mantengo esos ojos azules oscuros que buscan en mis propios ojos algo que no van a encontrar.
Imito mi mejor sonrisa e ignoro la incomodidad del resto de mi cuerpo.
—Hace algunos años me pelee con los Wayne. Y ahora necesito unos documentos que solo se encuentran en la base de datos de la casa principal. Casa a la que solo podré entrar por la invitación al fin de semana de negocios que hacen una vez al año. Siempre me invitan pero nunca me aparezco. Sospecharán en cuanto me vean entrar.
—¿Y llevar un acompañante cómo va a cambiar las cosas?
Zachary se pone en pie.
—Salgamos a tomar aire.
Subimos al elevador ante la mirada nada discreta del resto de mis colegas, los cuchicheos ya están en el aire como la umbra. Me he convertido en la puta del jefe en menos de doce horas.
No sé si me gusta el título o debería sentirme insultado.
Llegamos a la azotea, la presión del aire es distinta al recinto pero solo a estas alturas se puede respirar sin la mascarilla así que Zachary no la usa. Se acerca al filo de la azotea y a mí me viene un mareo. No he subido desde el día en que el andamio se soltó y vi de cerca la muerte.
—Eres muy valiente para hacer ese trabajo mortal, el día que golpeaste mi ventana admiré a ese trabajador dispuesto a colgar a 76 pisos de altura para limpiar ventanas. Luego vi que las limpiabas fatal.
—No era valentía, se llama pobreza —digo mientras me coloco a su lado, instintivamente le tomo del saco porque me da miedo ver hacia abajo, así que dirijo la vista al cielo. La placa superior donde residen los dioses a los que nunca tendré acceso como el demonio que soy.
—Te pagaré bien si me ayudas con esto —dice tomando mi mano—. Ivy, la mujer de la que hablan todos los medios, es la esposa de Armen, mi hermanastro. Antes de eso era mi novia y mi prometida. Nos conocimos antes que W. Wayne me diese su apellido.
—Y la razón por la que peleaste con ellos.
—Para poder acceder a esos documentos necesito que esos tres bajen la guardia. Si llego solo sabrán que oculto algo y lamentablemente no soy bueno mintiendo. Pero si voy con una pareja, una que se vea autentica, los convenzo de que ya no hay rencores, que he superado la traición de Armen e Ivy, podré mimetizarme con el resto y colarme en la casa.
—Así que no te atreviste a usar a Resha pero conmigo no tienes problema.
Me alejo de la cornisa, de verdad me pone de los nervios. Me estoy haciendo de rogar, obviamente voy a aceptar. Codicia me mata si se entera que pierdo esta oportunidad, no sé si lo que uno de los pecados capitales quiere de Zachary son precisamente esos documentos o todos los nombres de los asistentes, pero sé que están conectados.
—Ya no hay opción. Hemos aparecido en todos los medios, medios que le pertenecen a Armen, como una pareja cachonda en un estacionamiento público. Nunca he tenido un escandalo de esta naturaleza y si me presento a la orgía solo dos semanas después con otra persona, nadie se va a tragar la mentira de que he encontrado al amor de mi vida. —Zachary se queda de pie, da la espalda a los 86 pisos de altura y suspira pasándose la mano por el pelo, el cielo está despejado pero las nubes traen la tormenta consigo y se acercan con sus relámpagos cruzándolas por dentro—. Te lo dije ayer, no tengo intenciones de iniciar ninguna relación de verdad. No creo en ellas, pero necesito un acompañante. Un acompañante devoto y enamorado capaz de engañar al ojo filoso de Ivy. No me gusta jugar con los sentimientos de las personas y no voy a empezar ahora, se me da fatal fingir atracción o cariño. Contigo eso no va a ser un problema. Sé que estoy siendo cruel con tus sentimientos y no pienso obligarte a aceptar. Pero eres todo lo que tengo ahora mismo.
Una ráfaga de frío viento nos sacude con su fuerza, estamos muy en lo alto y sin ropa adecuada. El cabello azul de Zachary revolotea y esa postura de hombros rectos, puños apretados y rostro de cejas fruncidas me recuerda al día en que se marchó del orfanato. No lo fui a despedir, estaba enojado y me quedé dentro del templo, lo vi desde detrás del vitral superior a la diosa Mundo.
—No soy tan sensible, Zach. Explícame más de este trato.
Zachary es detallado, se ve que lleva planeando esto durante meses y solo faltaba una pieza en su plan, esa pieza soy yo porque ya no queda ni tiempo y la hemos liado como dos adolescentes hormonales en público. Cuando termina, está recargado en uno de los tubos que conectan con el servicio de purificación del aire.
—Así que déjame ver si entendí, me estás preguntando con esa cara de espanto que si puedo fingir ser tu pareja durante un mes entero, con gastos pagados, el triple de lo que cobro por mi trabajo de tiempo completo aquí y me llenarás el armario de ropa nueva, cara y exclusiva. ¡SERÉ EL NOVIO FALSO DE UN HOMBRE RICO! Estoy dentro. Tengo una debilidad por los hombres ricos.
Él levanta una ceja, la sonrisa ahora sí llega a sus ojos.
—Empiezo a darme cuenta. ¿Así que eso era lo que necesitaba para conquistarte? Mi yo anterior no tenía ni posibilidades entonces.
¿Por qué siempre tiene que hablar del pasado? Si tocamos esa herida esto no podrá continuar. No quiero volver a esos días, es imposible y es un pasado del que no me gusta hablar.
—¡Puff! No es interés, es supervivencia.
Zachary abre sus brazos, me quedo de piedra.
—Ven, cariño. Que tenemos que fingir ser una pareja acaramelada y sensual.
—¡Primero el pago por adelantado, amor mío! —digo y ambos empezamos a reírnos.
—¡El amor te dura poco, Dennis Kempt! Prepararé el contrato, aún hay una cláusula que falta discutir y es vital para que esto funcione.
Levanto una ceja cuando la puerta de la azotea se azota, Iham corre hacia nosotros con ese rostro de piedra al que se le marca una arruga justo al inicio de su ceja.
—¡Jefe! llevo buscándolo por todos lados. Ya llegaron los dildos electrónicos y agendé la cita con el mejor stripper del distrito de placer.
Volteo hacia Zachary con la boca abierta.
—¿Qué? Mi pareja debe ser la envidia ese día y tú, querido, te derrites con solo un beso. Necesitas práctica.
No sé qué decir todavía cuando Zachary pasa a mi lado, inclina el rostro y me besa en los labios, fugaz, bromista. Luego sigue a Iham sin intentar ocultar la sonrisa en su cara.
¿Dónde me metí, señor? ¿Dijo dildos electrónicos?
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