Cloud, con una voz llena de horror, exclamó: "No puede ser, ¿cómo cometimos un error tan grande?"
Gabriel, con una voz llena de temor, admitió: "No me digas que cabe la posibilidad de que Devian muera en esta prueba."
Cloud, con una voz llena de desesperación, propuso: "Tenemos que detener la prueba."
Gabriel, con una voz llena de resignación, respondió: "Sabes que no podemos hacerlo, va en contra de las reglas."
Cloud, con una voz llena de angustia, preguntó: "¿Entonces qué hacemos? ¿No hacemos nada y dejamos que muera?"
Gabriel, con una voz llena de impotencia, admitió: "No tenemos más opción, que esperar y rezar porque llegue vivo."
Cloud, con una voz llena de desesperación, suplicó: "Maldición, Devi, por favor no te rindas y lucha ferozmente."
Gabriel, con una voz llena de esperanza, aseguró: "Sé que él llegará. Recuerda que en experiencia de combate ya nos ganó a los dos juntos. Seguro podrá defenderse."
Cloud, con una voz llena de preocupación, preguntó: "¿Pero qué hará contra varios monstruos?"
Gabriel, con una voz llena de incertidumbre, admitió: "La verdad, no sé."
Justo en el monte, Devian, con una voz llena de determinación, declaró: "Tocó usar todo lo que aprendí."
Así se abalanzó sin miedo hacia los lobos. Usando sus armas y el equipo mágico, comenzó a brincar por todos lados mientras atacaba con magia y balas para acabar y a la vez esquivando los múltiples ataques. Así, poco a poco, fue derrotando a los lobos, pero cada vez iba más lento y su sangre corría. Pero a pesar de todo, seguía moviéndose, aun cuando su cuerpo Gritaba de dolor. Y así acabó con los diez lobos.
Devian, con una voz llena de alivio, exclamó: "Al fin gané. Casi no la cuento, pero gané. Ahora solo faltas tú."
Un ente con una presencia intimidante salió del fondo. Era un gran lobo infernal, el jefe, cuya fuerza era superior a todos los monstruos enfrentados.
Devian, con una voz llena de resignación, admitió: "Parece que estoy en mis últimas. Lo siento, pero yo no puedo morir ahora. Así que si te mueres por mí, sería genial."
Devian, con una voz llena de determinación, suplicó: "Por favor, cuerpo mío, aguanta un poco más y resiste."
Con la determinación de asesinar al jefe, se lanzó y antes de hacer algo, solo sintió el golpe del jefe que lo abalanzó y lanzó lejos.
Devian, con una voz llena de dolor, murmuró: "Yo no puedo morir, no sin ver la sangre de esa bruja en mis manos."
Con un estruendo, logró herir al jefe, logrando enfadarlo y llamando a más lobos.
Devian, con una voz llena de resignación, admitió: "Parece que hasta aquí llegué. Lo siento, madre, no pude vengarte."
La horda de lobos se abalanzó contra el moribundo Devian.
Una voz desconocida, llena de misterio, ofreció: "Déjame salir, yo te ayudaré."
Devian, con una voz llena de confusión, preguntó: "¿Quién es?"
Tadeo, con una voz llena de determinación, respondió: "Yo, soy tú. Déjame salir y te ayudaré."
Devian, sin pensarlo, liberó sus cadenas y dejó que toda su frustración fluyera, liberando así su forma maldita.
Devian, con una voz llena de determinación, exclamó: "Herasu."
Mató a un lobo y esquivó el resto de los ataques mágicos.
Devian, con una voz llena de resolución, declaró: "Ahora sí, estoy listo para el segundo asalto."
Sacó su espada e imbuida en magia desintegradora, comenzó su asalto, matando poco a poco a los lobos hasta enfrentarse ferozmente con el jefe y salir vencedor.
Devian, con una voz llena de triunfo, gritó: "¡Al fin gané!"
Devian, con una voz llena de alivio, admitió: "Me costaste, maldito, pero gané. Y pensar que esta prueba debería ser fácil."
Después de recoger todo, quedó inconsciente por toda la mana y la sangre perdida.
Tres horas después, Devian, con una voz llena de alivio, murmuró: "Menos mal que Cloud tenía pociones, sino la estaría pasando mal ahora. Descansaré el resto un rato y después me iré a mi casa al fin."
Cuando al fin descansó y cocinó, decidió partir.
Devian, con una voz llena de determinación, declaró: "Es demasiado tarde, mejor camino hasta fuera del bosque y uso las alas mágicas. Aunque así demoraré en llegar, igual mis maestros están durmiendo a esta hora."
Así, Devian comenzó su viaje a su casa para celebrar su victoria.
Shadow, con una voz llena de determinación, ordenó: "Ya es hora, apenas entremos los inmovilizamos y disparas la véngala."
Killer, con una voz llena de obediencia, respondió: "Entendido."
Shadow, con una voz llena de autoridad, contó: "A la cuenta de 1, 2 y 3."
Así, el equipo entró en la casa de Devian y capturó a Cloud y Gabriel.
Cloud, con una voz llena de confusión, preguntó: "¿Qué está pasando aquí?"
Gabriel, con una voz llena de incredulidad, cuestionó: "¿Es que no saben quiénes somos?"
Gotgo, con una voz llena de impaciencia, ordenó: "Killer, la véngala rápido."
Killer disparó la véngala, a lo que todo el pueblo corrió al refugio sin pensarlo dos veces.
Cloud, con una voz llena de confusión, exclamó: "¿Qué demonios está pasando aquí? ¿No dirán nada?"
Gabriel, con una voz llena de advertencia, amenazó: "Cuando el maestro sepa de esto, la pasarán mal."
Shadow, con una voz llena de autoridad, ordenó: "Cállense los dos."
Gotgo, con una voz llena de revelación, explicó: "Fuimos contratados para matar a los demonios que se hacen pasar por humanos."
Cloud, con una voz llena de incredulidad, preguntó: "¿Demonio? ¿De qué hablan?"
Shadow, con una voz llena de exigencia, interrogó: "Ese niño, ¿cuál es su debilidad?"
Gabriel, con una voz llena de defensa, afirmó: "Él no es un demonio."
Shadow, con una voz llena de desdén, replicó: "Como si le fuéramos a creer. Ahora respondan nuestras preguntas."
Después de decir eso, le cortó la mano a Cloud.
Cloud, con una voz llena de dolor, gritó: "¡Aaaahhhhhh, maldición!"
Gabriel, con una voz llena de indignación, preguntó: "¿Por qué haces todo esto?"
Gotgo, con una voz llena de exigencia, demandó: "Se lo dijimos, díganos la debilidad del niño para matarlo."
Cloud, con una voz llena de desafío, declaró: "No lo diremos, aunque nos maten."
Shadow, con una voz llena de desdén, exclamó: "Vaya, estas almas están corrompidas por el demonio. Señor, por favor, ayuda a estas pobres almas engañadas."
Arremetió contra Cloud, golpeándolo una tras otra vez con golpes y ataques mágicos, dejándolo muerto de tantas heridas. Para humillarlo más, le cortó la otra mano.
Shadow, con una voz llena de autoridad, amenazó: "Viste lo que le pasa a los que no me obedecen la voluntad de Dios. Si no quieres terminar así, habla."
Y así siguió la tortura contra Gabriel para que hablara. Mientras, en la entrada del pueblo, Devian, con una voz llena de confusión, murmuró: "Qué raro se siente todo esto, aunque siempre está solo a esta hora."
Devian sintió algo mal y corrió a su casa.
Shadow, con una voz llena de furia, ordenó: "Habla, maldito seguidor del demonio. Habla o te mato."
Gotgo, con una voz llena de exigencia, demandó: "Dinos la debilidad del demonio."
Devian, con una voz llena de incredulidad, exclamó: "¿Qué carajo está pasando aquí?"
Shadow, con una voz llena de desdén, ordenó: "Todavía quedaban niños por ahí. Miguel, llévatelos".
Miguel, con una voz llena de obediencia, respondió: "Sí, jefe. Vamos, niños, que estamos charlando con unos malos. Vamos con mami".
Al acercarse, Miguel sintió que algo estaba extraño y en un abrir y cerrar de ojos, un baño de sangre comenzó a brotar.
Gotgo, con una voz llena de sorpresa, exclamó: "¿Por qué ¿Qué tan callado, Miguel?
Shadow, con una voz llena de confusión, preguntó: "¿Pero qué carajos?"
Devian, con una voz llena de furia, exclamó: "Ustedes vienen a mi casa, matan a mis seres queridos y resulta que somos los malos".
Shadow, con una voz llena de acusación, replicó: "Tú eres el demonio. Miguel, Killer, rápido. ¿Asesino? ¿Muchachos?"
En ese momento, Devian lanzó la cabeza de dos hombres sobre el cuerpo de una chica.
Devian, con una voz llena de desafío, declaró: "Parece que quedaste solo. Así que tal si hablamos."
En ese momento, un miedo recorrió todo su cuerpo y entendió que hay personas a las que nunca se les debe provocar.
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