Devian, con una voz llena de determinación, propuso: "Exacto, tú me ayudas y yo te doy la libertad que deseas. ¿Qué dices, tenemos un trato?"
Maria, con una voz llena de aceptación, respondió: "De verdad sabes cautivar a una mujer. Acepto el trato."
Devian, con una voz llena de impaciencia, preguntó: "¿Cuándo puedo verlo?"
Maria, con una voz llena de determinación, respondió: "Vamos enseguida, que si es por mi hermana, lo más rápido posible."
Devian, con una voz llena de aprobación, comentó: "Me gusta esa mentalidad."
Así, María guio a Devian por el distrito rojo hasta una mansión entre los burdeles y los puestos del mercado negro.
María, con una voz llena de respeto, anunció: "Amo, una visita que lo necesita ver con urgencia."
Jeremy, con una voz llena de molestia, respondió: "María, tú sabes que visitas inesperadas no me gustan para nada."
María, con una voz llena de persuasión, informó: "Amo, es un joven maestro noble de otra nación."
Jeremy, con una voz llena de interés, exclamó: "¿Qué ¿Dados? Hazlo pasar enseguida."
María, con una voz llena de cortesía, invitó: "Como guste, Devian, entra.
Devian, con una voz llena de respeto, saludó: "Mucho gusto, señor.
En el momento que entró, sintió no solo el carisma sino el poder mágico que poseía el muchacho frente a él. Sabía que estaría muerto si lo provocara.
Devian, con una voz llena de orgullo, se presentó: "Me presento, soy Devian Barrett, el maestro de la casa Barrett de la nación de Dekersia."
Jeremy, con una voz llena de nerviosismo, respondió: "Y-y yo soy Jeremy Marshall, soy el duque y también el dueño de todas estas tierras. Es un placer tenerlo aquí."
María, con una voz llena de curiosidad, murmuró: "¿Quién será este niño que el amo lo trata con tanto respeto?"
Devian, con una voz llena de determinación, declaró: "Bueno, Jeremy, seré directo en lo que quiero."
Jeremy, con una voz llena de disposición, respondió: "Sí, dígame qué, mientras esté en mi mano, lo haré."
Devian, con una voz llena de propósito, propuso: "Perfecto, dame un precio."
Jeremy, con una voz llena de sorpresa, exclamó: "¿Qué, precio? Que por María, señor, he de decirle que ella es muy cara. Comprarla será mejor que la use por una noche y como es pulcra, es más cara aún, pero le haré un descuento. ¿Qué me dice?"
Devian, con una voz llena de insistencia, replicó: "Parece que no me entendió. Deme precio, pero por todas sus tierras, se las compraré."
Después de salir esas palabras de la boca de Devian, tanto María como Jeremy quedaron atónitos por su propuesta.
Jeremy, con una voz llena de incredulidad, exclamó: "Señor, todo mi territorio, eso es una cantidad gigantesca y no creo que la pueda manejar."
Devian, con una voz llena de determinación, insistió: "Dije, dame precio y de paso la compro con todo esclavo y mercader."
Jeremy, con una voz llena de preocupación, preguntó: "Señor, pero si le doy todo, ¿dónde viviré? No puedo hacerlo."
Devian, con una voz llena de generosidad, propuso: "Mira, solo quiero la tierra y lo que me ofrece. Tú puedes seguir viviendo aquí en esta casa y sin pagar nada."
Jeremy, con una voz llena de agradecimiento, exclamó: "Qué generoso, mi señor. Si es así, déjame y saco cuánto costará."
Devian, con una voz llena de paciencia, respondió: "Toma tu tiempo, mientras caminaré por el lugar para conocerlo."
Jeremy, con una voz llena de gratitud, aceptó: "Me parece bien, maestro. Acá le tendré lista la información."
Después de 10 minutos, Devian regresó a la habitación.
Devian, con una voz llena de expectativa, preguntó: "Bueno, señor Jeremy, ¿tiene mi precio?"
Jeremy, con una voz llena de nerviosismo, respondió: "Sí, señor, mire, en total son 700.000.000 Nurs (700 monedas de oro). Queda incluida esta casa, los esclavos y todo el territorio. ¿Le parece bien el precio?"
Devian, con una voz llena de satisfacción, afirmó: "Está perfecto, solo tengo una condición."
Jeremy, con una voz llena de curiosidad, preguntó: "Sí, dígame."
Devian, con una voz llena de seriedad, advirtió: "Yo pronto haré algunos cambios en el lugar y no quiero que formen algunos problemas tu familia o lastimen a algunas de mis chicas porque los mato en el acto. ¿De acuerdo?"
Jeremy, con una voz llena de obediencia, prometió: "Sí, señor, le prometo que no tendrá problemas conmigo ni mi familia."
Devian, con una voz llena de satisfacción, declaró: "Perfecto, entonces toma 800.000.000 Nurs (800 monedas de oro)."
Jeremy, con una voz llena de sorpresa, exclamó: "Señor, pero es 700.000.000 Nurs (700 monedas)."
Devian, con una voz llena de generosidad, respondió: "Considera las otras 100.000.000 Nurs (100 de moneda) un regalo por mi clausura. Ahora dame los derechos de esclavos y avisa para no tener problemas después."
Jeremy, con una voz llena de gratitud, aceptó: "Con gusto, desde hoy soy su humilde servidor."
Después de decirlo, salió para reunir a todos y darle el anuncio.
Devian, con una voz llena de orgullo, declaró: "Mira, esto son los derechos de tus hermanas, ahora son libres."
María, con una voz llena de alegría, agradeció: "Seis años, seis largos años de sufrimiento y al fin son libres. Gracias, muchas gracias, señor. Juro pagarle con mi vida."
Devian, con una voz llena de modestia, respondió: "No me agradezcas todavía, que no le he quitado el collar a tus hermanas. Celebra en ese momento."
María, con una voz llena de incertidumbre, confesó: "No sé qué será de mi vida, pero mi vida y mi cuerpo de ahora en adelante te pertenecen solo a ti."
Devian, con una voz llena de advertencia, aconsejó: "No le regale carne a un lobo si no estás dispuesta a correr los riesgos."
Jeremy, con una voz llena de anuncio, informó: "Señor, ya todos los del distrito rojo están aquí para el anuncio."
Devian, con una voz llena de determinación, respondió: "Ya salgo."
Así, los dos se dirigieron al balcón y vieron la cantidad de gente reunida.
Jeremy, con una voz llena de anuncio, declaró: "Querida gente del distrito, resulta que ya no seré más el señor de estas tierras."
El murmullo llenó el aire.
Jeremy, con una voz llena de autoridad, ordenó: "Silencio, de ahora en adelante será este joven maestro el señor de estas tierras."
El murmullo volvió a llenar el aire.
Devian, con una voz llena de sinceridad, prometió: "Sé que todo esto es un tanto extraño y repentino, pero con el paso del tiempo iré hablando con todos para que me conozcan y sepan de mí. Pero he de decirles que solo pienso en mi gente y en generar más dinero, pero sin necesidad de explotar a nadie. Yo soy Devian, su nuevo señor, y espero llevarnos bien con todos."
Los gritos llenaron el aire: "¡Viva el nuevo señor Devian, viva!"
Devian, con una voz llena de gratitud, agradeció: "Gracias, me honran con su aceptación. No más, no les quito su valioso tiempo, pueden regresar a sus actividades. Yo los visitaré después."
Así, todos se fueron disipando y Devian regresó adentro.
Devian, con una voz llena de determinación, propuso: "Ahora, señor Jeremy, a conocer a los topos del mercado negro."
Maria, con una voz llena de solicitud, pidió: "Señor, déjeme ir con usted."
Devian, con una voz llena de consideración, rechazó: "No, para donde vamos es un lugar tan sucio que no quiero que tu belleza se empañe con tanta basura."
Maria, con una voz llena de admiración, exclamó: "Es todo un caballero, maestro."
Y así, partieron a la zona más oscura del distrito rojo, el mercado negro, para reunirse con los líderes del lugar.
Ya en la reunión, Jeremy, con una voz llena de presentación, anunció: "Déjenme y los presento. Ellos son Víctor, Isaiah, Jimmy, Devon, Vicent, Christopher y los hermanos Andrew y Mark Jones."
Victor, con una voz llena de desdén, preguntó: "¿A qué nos reúnes y con este niñato? ¿No sabes que somos hombres ocupados?"
Jeremy, con una voz llena de reproche, advirtió: "Víctor, no hables así del nuevo señor de estas tierras."
Todos, al escuchar eso, quedaron sorprendidos.
Victor, con una voz llena de incredulidad, exclamó: "¿Qué? ¿Cómo así que nuevo dueño?"
Devian, con una voz llena de determinación, afirmó: "Así como escuchas, acabo de comprar todo al señor Jeremy, por lo que ahora soy el dueño legítimo de este terreno."
Victor, con una voz llena de desdén, desafió: "Como si fuera posible. Mira, niño, retírate ahora mismo y ve con tu mami a jugar al jefe con ella".
Devian, con una voz llena de orden, llamó: "Argel, aparece ahora."
Todos, al ver a un Gram y un Fenrir siendo domesticado por un niño, notaron que un paso en falso y no saldrán de esa sala.
Víctor, con una voz llena de miedo, suplicó: "Señor, no me tome en serio lo que acabo de decir. Piedad, por favor, me dejé llevar por mi ignorancia".
Devian, con una voz llena de misericordia, perdonó: "Te perdono".
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