La entrada del antro “Abejas Mieleras” se encuentra abarrotada de estudiantes de la Preparatoria Ardillas del Noroeste. Siendo la prefecta Laura Rodríguez, vestida para la ocasión con un disfraz de enfermera, la encargada de poner el orden en la entrada y salida del lugar, recogiendo los boletos y estampando un sello en forma de calabaza tallada a quienes entran.
Ari se encuentra por fuera de la entrada, vestida como una hermosa y pomposa peonía, simulando ser un hada con sus hermosas alas de tul rosadas a juego con el vestido de color rosa pastel. —¿Por qué no llegará Camilo?
La joven ninfa se encuentra preocupada y ansiosa, creyendo haberse quedado plantada. Su rostro refleja la angustia suficiente como para llamar la atención de alguien en especial.
—Niña. ¿También eres de la prepa? Nunca te había visto, ¿De qué grupo eres? - El joven que se acercó a ella era alto, de cabello rizado indomable color caramelo. Lleva puesto un antifaz y un elegante traje blanco titaneo. Ari se sobresalta al principio, pero bien sabe que una fiesta es ideal para conocer gente nueva.
—No sé decirte si también te he visto o no… con ese antifaz. – Bromea la ninfa, tocando su propia cien a forma de darse a entender, movimiento que el jovencito arremeda como reflejo de ella.
—¡Ah! – Exclama mostrando vergüenza mientras sonríe. Toma su antifaz y lo levanta para dejar ver su cara. La ninfa de cactus graba el rostro de aquel joven bien parecido, llamándole la atención al instante sus hermosos ojos color miel. —Soy Narciso. Del turno matutino, 1-1. – Dando a entender que es del grupo 1 de primer año.
Ariana queda embobada. —Los del 1-1 son los que tuvieron las mejores notas en el examen de ingreso. – Fascinada por creer encontrar a su príncipe azul, no disimula la sonrisa y responde con más confianza. —Soy Ariana del 1-7. – ríe ligeramente avergonzada. Habiendo grupos del 1 al 10, sabe perfectamente que el 7 no es el más competente de todos, pero se puede ser peor.
—De la tarde. - Comenta el joven, sin motivo de parecer pretencioso. — Eso explica por qué no nos conocemos. Escuché que en el turno vespertino y nocturno dieron cupo recientemente a seres mixtos.
—¿Mixtos? – confundida, la ninfa espera que no se refiera a lo que está pensando.
—Sí, ¿o no es verdad? Dejaron entrar a maldiciones y creaturas mágicas a la escuela como alumnos, junto con estudiantes humanos. – Dice con mucha curiosidad el alto muchacho. Provocando en Ariana una gran desilusión al sentir la impresión de que su príncipe azul fuera un intolerante más del montón.
Narciso al ver la mala expresión en la joven, siente que dañó su orgullo de alguna manera. —Tal vez la hice sentir menos al recordarle que la mezclaron con los inadaptados mágicos. – Por lo que, según él, para aligerar la situación opta por alagarla. —Tu disfraz de flor me encanta. El rosa te queda muy bien. Ariana siente esperanza al escuchar esas palabras, pero su esperanza }era un ligero globo de helio volando por el aire. —Aunque no entiendo por qué mezclar una flor con unos cactus, no suelen verse juntos en arreglos florales. Tus broches son muy extraños. – Comenta mientras toca sin permiso los cuernitos de cactus de la joven ninfa, rompiendo la esperanza de la jovencita. —¡Auch! Te esmeraste mucho en usar unos cactus de verdad, entiendo lo de pintar tu piel de verde como si fueran tallos, pero ¿no crees que esos broches son peligrosos?
La joven ninfa da un paso hacia atrás sosteniendo ambos cactus de su cabeza, agradecida de haberlo pinchado. Con una expresión de haber bebido el jugo de toronja más ácido de su vida le grita - ¡Son míos, no los toques!
El muchacho se impresiona, pero no logra entender lo que ella es en sí. —Casi la riego.- Piensa el pretencioso.
—¿Tienes inconveniente con las ninfas como yo? Justo aquí estas rodeado de muchos alumnos ninfa. Están disfrazados, pero eso no oculta ni sus ramas ni pétalos. – Visiblemente ofendida lo mira a los ojos esperando respuesta, llamando la atención de quienes le rodeaban. El joven castaño, al sentir la presión de las miradas, se impulsa a calmar la situación.
—No te pongas a la defensiva niña, no es como que nos sea del todo común interactuar con gente como tú. Disculpa mi ignorancia ¿sí? Pero, ¿qué no ves que todos aquí estamos disfrazados? Yo podré venir vestido de un mago decente, pero eso no me convierte en uno ¿verdad? – El muchacho se ofende abiertamente con Ariana, haciéndola sentir avergonzada. Sonrosándose y en quedito, ella le pide disculpas.
—Actué como una tonta. – se regaña solita.
—Ya, ya. No es para tanto. Como es la primera vez que interactúo con una creatura mágica ¿qué tal si me enseñas un poco más de tu mundo? – Le propone con una impecable sonrisa, haciendo que Ariana lo vuelva a mirar como si se tratara de un príncipe encantador.
Antes de poder responderle, los gritos de una joven los hacen voltear para ver de quién se trata: Una humana menudita con tacones de 14 cm, cabello castaño oscuro y lacio como cortinas finas a la altura de la barbilla, vestida de leopardo. Repite consistente el nombre de Narciso, buscandolo a los gritos como un minino perdido en el parque —¿Mariana? – distingue la ninfa.
—¿La conoces? – El joven le pregunta a la ninfa, mientras que con un brazo saluda a la susodicha de la entrada.
—¿También tú? – pregunta Ariana mientras la muchacha se acerca mirándolos a ambos.
—¿Ari? No creí que fueras a venir. - La muchacha de orejas falsas de leopardo le da un gran abrazo, como si fueran amigas de toda la vida. —Narciso, ella es mi compañera de clases. Es una ninfa muy adorable. – Le dice con una amplia sonrisa traviesa.
—Mariana era mi vecina hasta hace poco. – Le responde el alto joven de cabellos caramelo a la más chaparra. Mariana nota que probablemente los estaba interrumpiendo.
—No hablemos de mi vida Narci. - Le pide dándole un ligero golpe en el hombro. —Ari ¿nos quieres acompañar? Entremos ya. – Le ruega de forma infantil a la ninfa dando brinquitos desesperados.
—Estoy esperando a Camilo. Tengo su boleto y si entro no podrá pasar.
—¿Camilo vendrá? – Pregunta ilusionada Mariana. Narciso se sorprende al ver la reacción de su ex vecina, pero intenta disimular para no hacer malentendidos, y así interactuar más con su nuevo objeto de curiosidad.
—Ya ha pasado poco más de media hora desde que comenzó la fiesta, ¿cfrees que vendrá? – Siembra la duda el astuto joven. Dejando algo decepcionadas a ambas, pero siendo Mariana quien se compuso con mucha rapidez.
—Bueno, si ya se tardó bastante mejor que no te arruine lo que queda de la noche ¿no crees? – La compañera toma a la ninfa del brazo dispuesta a jalarla hacia la entrada, dejando a Ariana sin saber cómo responder u oponerse.
La rabia de la ninfa crecía ante la posibilidad de ser engañada por su amigo —El lunes sin falta le arrebataré su precioso libro Tarot de Rosas ó le pediré a los compañeros mas varoniles que le esculquen la mochila. Dudo mucho que logre terminar de leerlo en menos de una semana, y como entre fans nos conocemos, seguro llevará el ejemplar a la preparatoria.
En ese momento escuchan el rugido de una moto llamando la atención de los tres.
—¿Quién será? - pregunta Narciso a las damas. —Cualquier motociclista es automáticamente un hermano mío. Más aún si se estaciona al lado de mi preciosidad. – Les dice a ellas apuntando una belleza de motocicleta Suz*ki Hay*busa 2008 . Las chicas no quedan muy impresionadas, pero al menos distinguen que es una moto bastante lustrada, tanto que el color cromo puede ser confundido con un espejo. —Aunque viendo mejor esa chatarra, creo que la curiosidad ya se me fue… - Dice decepcionado el mago falso.
—¡Camilo! - Grita de alegría la pomposa ninfa en cuanto el joven descubre su cara del raspado casco rojo, zafándose del agarre de Mariana y corriendo hasta su amigo. Él se limita a dejar su casco encima de los manubrios con torpeza, con tal de corresponder el saludo de su amiga.
—Por cómo te ilusionabas con solo escuchar el nombre del tal Camilo, pensaba al menos que era un tipo rico, Mariana. ¿Mariana? – El alto pretencioso es totalmente ignorado por su vieja amiga, quien se queda en las nubes al ver al joven de la moto vieja.
Ambos amigos no tenían idea que les recorría el mismo sentimiento al ver la escena frente a ellos. Dos cálidos amigos saludándose de forma amistosa, y platicando plácidamente. Sus estómagos arden en celos.
—¿Cómo es posible que un pobre desalineado que seguramente también va en el salón de estas dos tontas, me robe la atención de mi amiga y desconocida? – Narciso no puede evitar mirarlo con ojos de aguja, aunque intenta disimular con una sonrisa cuando la ninfa los señala y el joven castaño rojizo lo mira de vuelta.
Camilo notó enseguida que algo no le agradaba de ese sujeto vestido de Houdini con capa y sombrero de copa. —Tal vez me estoy sugestionando al no confiar en gente vestida de blanco puro como novia en altar. - Posteriormente mira enseguida del raro tipo, notando a su compañera de clase Mariana, a quien casi no reconoce al cambiar de altura. La mirada depredadora que ella lanza le da peor mala espina que el sujeto desconocido. —¿Y ahora?-Aunque cuando ella nota que se fijó en ella, su semblante cambia de un extremo a otro. De frialdad apática a dulzura y calidez.
Mariana mira a la pequeña ninfa acercarse hacia ellos de la mano de su amigo. A pesar de la sonrisa que les dirigía a ambos, su cabeza no deja de dar vueltas. —¿Desde cuándo se volvieron tan cercanos? Camilo suele ser tan distante y responsable. ¿Cómo es posible que una ninfa ruidosa y de poco promedio haya conseguido invitarlo a una fiesta? ¡¿Estarán saliendo?!
Ariana presenta gustosa a ambos muchachos. Después de ello, anima a los tres a entrar. Agarrando el brazo de su amiga Mariana, quien solo se deja llevar a pesar de su disgusto.

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